El principal motivo por el cual los padres acudían a la consulta del psicólogo infanto-juvenil, son los problemas de conducta. Suele tratarse de niños a los que les cuesta interiorizar las normas y los límites,
les cuesta obedecer, cuestionan la autoridad, retan a los padres… y
estos se ven muchas veces desbordados por la situación, y ven que
necesitan ayuda para solventar el problema, o se plantean que tiene que
haber una forma más fácil de conseguir el buen funcionamiento diario.
Cómo tratar a un niño que tiene mala conducta
En estos casos, el éxito de la terapia estriba en que los padres se
involucren. Cuando los padres siguen las pautas y las normas
establecidas en la terapia, los problemas se suelen solucionar con
relativa facilidad.
Pero, ¿cómo se trabajan estos casos en la consulta de un psicólogo? Se les pide a los padres que hagan registros sobre aquellas conductas o situaciones conflictivas
con sus hijos, y que las recojan con la mayor precisión posible.
Anotando el día y la hora que es, dónde están qué están haciendo,
quienes están, lo que hace o dice el niño, y lo que hacen o dicen ellos u
otros adultos o familiares presentes.
Una vez que tenemos ese material, lo analizamos con ellos, y lo vamos desgranado, hasta que sabemos qué es lo que le pasa al niño,
porque actúa de esa forma, y sobre todo, les damos a los padres pautas
de actuación, como tienen que actuar en esas situaciones. Muchas veces
los niños lo que buscan es llamar la atención de sus padres, y saben que
portándose mal, aunque sea una atención basada en gritos y reprimendas, la tienen. Por eso en psicología muchas veces trabajamos desde lo que se denomina refuerzo, y extinción.
Una de las causas que podría explicar el incremento de estos casos,
es el sentido de culpabilidad que machaca a muchos padres. Se sienten
culpables por pasar poco tiempo con sus hijos, y el poco rato que están
con ellos les cuesta marcar las normas y los límites.
Cada vez vemos padres de niños de edades más pequeños, si antes lo
habitual era que los padres acudieran cuando el niño tenía 4 ó 5 años,
ahora vemos muchos padres de niños de 2 y 3 años, y algunos incluso de bebés de meses.
Las dificultades de conducta son el principal motivo de demanda de
terapia tanto en la infancia como en la adolescencia. No obstante, en el
estudio* realizado sobre la demanda en el área infanto-juvenil en el
Centro de Psicología Álava Reyes, la prevalencia era mayor en niños que
en adolescentes, y en varones que en mujeres (44,6% de niños frente a 32,1% de mujeres), y más frecuentes en el grupo de edad más pequeños. (Hasta los 12 años).
Cuando los padres siguen bien las pautas establecidas y se implican
en la terapia, estos casos suelen mejorar rápidamente, y no suelen
llevar un número de sesiones muy elevado, en pocas sesiones ya empiezan a
notar la mejoría.
*Número total de casos revisados 515.
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